Mi nombre real es Mirta Eliana y en mi pueblo, Monte, mi familia y la gente de allá, me conoce por mi primer nombre. Es con el que me pasaron lista en las escuelas, y luego cuando vine a Buenos Aires, el pensionado donde viví era un apéndice de mi lugar. También fui Mirta.
Pero en la facultad de Derecho y durante los años siguientes, fui Eliana. Era el nombre de mi madre, y desde hace 20 años, que es casi el tiempo que ella falta, me he identificado como Eliana. Hasta con sobrenombre, en francés, Elianne, y Eli, como diminutivo de algunas amigas.
Nitza Rosenthal y Lulo Merlín, me dijeron siempre Mirta. Somos vecinos, y en la lista de nombres del consorcio, se lee mi primer nombre así, tanto como en el nombre completo de mis escritos de abogada por cuarenta y cinco años y en la chapa del que fuera mi estudio.
Me reconozco en las voces de quienes me quieren y me nombran. No tengo problemas de identidad. Soy yo, mucho más que dos nombres de pila.
